Mucho sabor, eso es lo que tienen los productos de Yulieth Maestre, y ella ¡para venderlos! que, entre el rojo intenso y el amarillo vibrante de sus jaleas, el verde del pesto, y la variedad de texturas del antipasto y ajíes, aflora su personalidad arrolladora para llamar la atención de posibles clientes. Y es que escucharla hablar es tan rico como degustar cada uno de sus productos.
Yulieth llegó a Bogotá hace doce años desplazada por la violencia que por esa época azotaba al Cesar, y mientras buscaba oportunidades laborales como impulsadora, se dio cuenta que no ser una mujer de talla pequeña le estaba dificultando alcanzar este objetivo, entonces, para darle solución a la mayoría de sus problemas, decidió emprender.
Su primera apuesta fue por las pulpas de frutas, pero a medida que crecieron sus necesidades, aspiraciones y ganas de ayudar a otras personas, el negocio se fue trasformando, así nació la Fundación Sembradores de Luz y Recolectores de Esperanza.
Parte de las ganancias obtenidas de las ventas de los productos Sereza son destinadas a la labor social, para que sigan siendo un hecho las clases de inglés, natación, ajedrez y teatro para niños y niñas, hijos de vendedores informales de Teusaquillo; además, del apoyo asistencial para personas con discapacidad y las capacitaciones en proyectos productivos en piscicultura, huertas hidropónicas y cultivos orgánicos para personas víctimas del conflicto armado.
Cuando a Yulieth le llegó la época de las ‘vacas flacas’, como caída del cielo también llegó la estrategia que ayuda a recuperar los corazones productivos de las localidades; BOGOTÁ LOCAL. Aplicando al programa Microempresa Local, participó en el proceso de formación y capitalización. Recibió apoyo económico de ocho millones de pesos que, como ella misma afirma, los hizo rendir como si fueran 16. Invirtió los recursos en un molino, una amasadora, una embutidora, materia prima y empaques. Esto, además de incrementar la producción de los productos ya existentes, le permitirá iniciar una nueva línea de negocio.
Su próxima meta es comenzar con la producción de chorizos que, acompañados con los ajíes, uno de ellos especialmente elaborado para “personas a las que les gusta el sufrimiento”, y con ayuda de todo lo aprendido sobre marketing digital, espera “vender como locos” y que referencien su negocio como un punto gastronómico destacado en la localidad, y así poder brindar más oportunidades laborales a personas que, como ella en su momento, necesiten volver a empezar.
